Cuando hace casi cuatro años asumí responsabilidades
políticas en nuestra provincia me llamó la atención el carácter amargado,
cenizo e hipercrítico de la mayor parte de la izquierda política, sindical y
mediática de esta tierra.
La crítica es saludable, indispensable, y
ciertamente quien gobierna comete errores y nosotros hemos cometido muchos.
Pero lo que le ocurre a la izquierda política,
sindical y mediática en la provincia de Castellón no tiene parangón con ningún
otro territorio; cada buena noticia laboral, empresarial o en infraestructuras
viene junto a la consiguiente campaña izquierdista de descrédito o
minusvaloración.
Cuando se anuncia que habrá 60.000 pasajeros en
vuelos Castellón-Londres y que la empresa no obtendrá compensación alguna, una
izquierda disgustada anuncia que pedirá los contratos privados entre dos
empresas, irlandesa -Ryanair- y canadiense -Lavalin-, para “revisar hasta la
última coma” por si de alguna manera pudiesen detener la llegada de turistas.
Con más de 400.000 estudiantes y vecinos usuarios
del Tram en tres meses, la dolida izquierda sólo publicita las habituales
incidencias de los miles de desplazamientos, como el pinchazo de una rueda y
tachan de “despilfarro del dinero público” este popular, ecológico y
vertebrador medio de transporte.
Hoy el 92% de la enseñanza en infantil y primaria en
la provincia es en valenciano, lengua materna del 47% de habitantes, pero si se
cierra un aula en esa lengua por falta de alumnos, todos los que se apellidan
País Valencia se inventan una “persecución” fruto de los “recortes”. Cuando lo
cierto es que disfrutamos de una magnífica enseñanza pública, en la que hemos
construido más de 650 colegios nuevos y con sólo 11 alumnos por cada uno de los
50.000 maestros y profesores de la Comunidad, menos que la media nacional y
europea.
Nuestra sanidad pública es de las mejores del mundo,
pero nuestra izquierda se recrea cuando un acelerador tiene incidencias
mientras desprecia que más de 9 de cada 10 pacientes valencianos está muy
satisfecho con la atención sanitaria recibida.
Las obras del AVE están concluyendo, en la
legislatura de menores ingresos de la historia reciente, pero a ellos no les
gusta que lleguemos en 2h10’ minutos a
Madrid, les parece que nos es lo que nos merecemos, aunque ellos dejaran perder
ocho años.
Siempre encuentran una frase negativa para valorar
los 17.000 empleos creados en 18 meses en nuestra provincia.
En suma, nuestros ciudadanos se merecen una
izquierda “de” Castellón y no una izquierda “en” Castellón que se disguste con
cada éxito laboral, empresarial o político.
Miguel
Barrachina Ros
Secretario
General del Partido Popular de Castellón
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