Estas imágenes recuerdan la efeméride, fue un 14 de
octubre de 1957.
Segorbe recuerda la tremenda riada que padeció un 14
de octubre de 1957, una tragedia que causó cuantiosos daños materiales aunque,
afortunadamente, no hubo que lamentar víctimas mortales.
Las lluvias, de carácter torrencial, se iniciaron el
día 12 y no finalizaron hasta el 16. En total, la ciudad registró más de 300
litros por metro cuadrado, pero en la cabecera del río Bejís-El Toro se
superaron los 400. El aporte de agua de la cuenca al río fue, según testigos,
realmente impresionante.
Cuando cesaron las precipitaciones, el panorama que
presentaba Segorbe era siniestro y desolador. Todas las acequias, barrancos,
ramblas y los ríos Chiquico y Palancia se salieron de su cauce, arrasando
extensas superficies de huerta. La rambla Montero que recoge las aguas de
Altura y sus alrededores, y desemboca en el Palancia --entre Segorbe y Geldo--,
llegó a tener tal cantidad de agua que sobrepasó el nivel de la línea férrea
Valencia-Zaragoza y el vial Sagunto Teruel en más de dos metros de altura (ocho
más que el nivel actual).
Momentos de crisis
El momento de mayor crecimiento de los cauces se
produjo sobre el mediodía del 14 de octubre. Desde la estación hasta la masía
de la Cruz todo era una laguna. Solo en el término municipal de la capital del
Palancia desaparecieron 322 hanegadas de tierra y otras 924 sufrieron daños,
además de la pérdida de cosechas pendientes de recolección y de haber quedado
en malas condiciones para los cultivos venideros.
Las primeras estimaciones de los daños públicos
elevaban las pérdidas a 4.850.000 pesetas. La cantidad de agua y la duración de
la lluvia provocaron la destrucción de infinidad de puentes del término, entre
ellos, el de la línea férrea de la rambla Montero. Esto obligó a suspender la
circulación de trenes, así como el tráfico por la carretera y las
comunicaciones telegráficas con Valencia.
Las crónicas de la época contaron como el "agua
ha arrancado los corpulentos árboles de la fuente de los 50 caños, arrastrando
otros que procedían de más arriba. El chalet de Antonio Clemente, edificado a
ocho metros del río, quedó en el centro del cauce por donde han sido
arrastradas animales y enseres. El torrente se llevó también parte del puente
de la carretera que comunica Segorbe con la Serra d´Espadà, dejando ocho
pueblos incomunicados, lo que hizo necesaria la presencia del Regimiento de
Artillería número 17 para repararlo".
Tanto las fábricas que estaban en las afueras como
las viviendas del centro se vieron seriamente perjudicadas. Además, como
consecuencia de los cortes en la carretera y el ferrocarril tuvieron que pasar
la noche del día 14 en Segorbe varios cientos de peregrinos que regresaban a
Valencia procedentes de Zaragoza. El alcalde, Marcelo Monzonís, mandó publicar
un bando invitando al vecindario a acoger a estas personas en sus hogares.
Carmen Silvestre, que vivió la tragedia, ha
detallado que la gente se volcó con los peregrinos: "Acudimos a recoger a
la gente para traerlos a nuestras casas. Algunos no querían por no molestar,
pero mis padres lograron convencer al conductor de uno de los autobuses y a su
hijo, que se resistían a abandonar el vehículo". Finalmente fueron muy
pocos los que se quedaron en los autobuses que los habían traído.
Colaboración vecinal También los panaderos de
Segorbe trabajaron sin descanso para cubrir las necesidades alimenticias y los
Hermanos Belloch, propietarios del Cine Rosalea, decidieron abrir sus puertas
de forma generosa para que todos los peregrinos y los forasteros se pudieran
recoger. Una vez dentro, se acomodaron en las butacas, en reposo y descanso
durante toda la noche. Numerosas personas les llevaron ropa y también muchas
prendas de abrigo.
Entre los vecinos de la población no se recordaba
una riada tan destructiva. Tan solo los más mayores rescataban del pasado unas
inundaciones que tuvieron lugar el 14 de diciembre de 1888, y que podrían
llegar a ser equiparables.
Articulo del corresponsal de Mediterráneo en el Alto
Palancia, Rafael Martin Artiguez cuando se cumplía en 2007 su 50 aniversario y
Segorbe rememoraba esta efeméride