sábado, 30 de noviembre de 2013

Se cumple un siglo de la toma de posesión del Obispo Fray Luis Amigo


Hoy, la ciudad episcopal de Segorbe conmemora el primer centenario de la toma de posesión del fraile capuchino, Luis Amigó y Ferrer (Masamagrell 1854 – Godella 1934), como obispo de la diócesis de Segorbe. La asociación que lleva su nombre ha preparado para este fin de semana varios actos con este motivo. Así a las 12 de este sábado el obispo Casimiro López Llorente oficiará una misa en la catedral y por la tarde se ofrecerá un concierto en el auditorio. También la capilla del Colegio de la Resurrección muestra una exposición sobre el prelado y el domingo se presentará el libro Obispo Amigó: Cien años después.


La elección de fray Luis Amigó para la sede segobricense era conocida algunos meses antes de su toma de posesión. El periódico Heraldo de Castellón ya había adelantado en marzo de 1913, su designación como obispo de Segorbe, siendo administrador apostólico de Solsona y obispo titular de Tagaste. Y a mediados de julio se recogía la noticia de su preconización para ocupar la sede episcopal de la capital del Palancia, por parte del Papa Pío X, así como la influencia en su elección que habían ejercido los terciarios capuchinos, a través del diputado en Cortes por Segorbe, Navarro Reverter Gomis, para acercar al fundador a su tierra.

No era la primera vez que fray Luis Amigó pisaba Segorbe. Con anterioridad ya había estado en la ciudad en alguna ocasión, visitando la casa de la orden por él fundada, de Hermanas Terciarias Capuchinas.

Su entrada

El día 30 de noviembre de 1913, Fray Luis Amigó fue recibido en Segorbe en loor de multitudes. El entusiasmo de las gentes fue indescriptible. La diócesis entera quiso rendir homenaje y pleitesía al nuevo prelado que llegó precedido de una aureola de santidad, y de fama de varón justo.

La gente se apretujaba por acercarse a él y contemplar su rostro, adornado con una larga y poblada barba blanca.

El nuevo obispo llegó a Segorbe en tren. No fue el primero. Con anterioridad lo hicieron sus antecesores en el obispado: Manuel Cerero (1900-1907) y Antonio Massanet (1907-1911). Pero si fue el último, ya que con posterioridad los obispos viajaron a la capital episcopal en vehículos a motor. El ceremonial de entrar a la ciudad a lomos de una mula, con las autoridades municipales en caballos enjaezados, el descanso en el palacio de los Duques de Segorbe en Geldo en la víspera, la espera en la Olivera de Campos, etc. habían quedado en desuso con la llegada del siglo XX.

Procedentes de Valencia, viajaban con él, otras autoridades y desde la estación de tren se organizó la comitiva, que tuvo su primer descanso en la primera casa de la ciudad, antigua mansión de los condes de Castelar y propiedad del exdiputado Antonio Enríquez. Anexa a esta mansión se encontraba en la antigüedad el portal de Valencia y por ello fue en este lugar donde recibió los saludos del alcalde de Segorbe, Trinitario Vicente.

Acto seguido se organizó la comitiva. Figuraban en el cortejo dos heraldos, la música Nueva (Sociedad Musical), los niños del Patronato y Colegio de la Esperanza, con su bandera; el Sindicato Agrícola de San Isidro Labrador, con bandera; nutridas comisiones de los círculos políticos y de recreo y demás entidades de la ciudad y comisiones de los ayuntamientos de Masamagrell, Jérica, Altura y otros pueblos. Seguían después los maceros y la bandera de la ciudad, representantes del ayuntamiento, juez municipal y de instrucción, capitán de la Guardia Civil y diputados provinciales. Ocupaba la presidencia el obispo, que llevaba a su derecha a Navarro Reverter y el gobernador civil, León del Río, y a su izquierda al alcalde, Trinitario Vicente y comandante de infantería, Francisco Jiménez. Cerraba el cortejo la banda municipal.

Tras rebasar varias calles con arcos triunfales, bajo el retablo de la Cueva Santa, el obispo adoró el Lignum Crucis continuando la marcha hasta la iglesia de San Pedro y posteriormente, revestido de pontifical y bajo palio, a la catedral, repleta de fieles y con los retratos de los quince anteriores obispos colocados en la fachada.

Terminado el Te-déum, el obispo habló por primera vez a sus diocesanos, trasladándoles el mensaje del amor de Dios.

A lo largo de la noche dieron serenata al prelado dos bandas de música que se iban turnando en la interpretación de las obras.

Con motivo de su entrada, el obispo mandó repartir a los pobres 1.600 raciones de pan, arroz, alubias y carne.

Gonzalo Valero, hijo del que fue primer Cronista Oficial de la Ciudad, señaló que nunca había visto tanta concurrencia de gente y mayor solemnidad entre las siete entradas de obispos que tuvo la oportunidad de presenciar.

Fue uno de los episcopados más emblemáticos de la Diócesis de Segorbe.

Grupo Telefónico

La presencia de tantos invitados con motivo de la entrada del obispo, se quiso aprovechar para un acto de gran relevancia social como la inauguración de un nuevo grupo telefónico.

El obispo posesionado de Segorbe, en presencia del diputado por el distrito Juan Navarro Reverter, autoridades y comisiones de los pueblos, bendijo a medio día del 1 de diciembre, las nuevas instalaciones.

Los pueblos favorecidos por esta reforma fueron los de Sot de Ferrer, Azuébar, Chóvar, Vall de Almonacid, Algimia de Almonacid, Torás y Bejís. Con estos eran doce los pueblos del distrito de Segorbe que tenían teléfono.

Reverter y las autoridades que le acompañaban dirigieron telegramas al ministro de la Gobernación, José Sánchez Guerra, director general y jefes de centros.


Durante el acto inaugural se recibió un telegrama de Navarro Reverter (padre) para el obispo y otra del jefe de telégrafos de Castellón, saludando al prelado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Atención

Tribuna Popular no se responsabiliza de los comentarios que se realizan. Rogamos que los comentarios se hagan en cumplimiento de la norma y siempre sin ofender ni faltar al respeto y cuidando el vocabulario.
Nos reservamos el derecho de eliminar los comentarios que no se hagan siguiendo estas reglas, para evitar ofensas.