Rubalcaba no se marcha por una caída del voto
socialista, que también hemos tenido los populares, sino por la configuración
de un escenario futuro impracticable para la izquierda moderada en nuestro
país.
Las elecciones europeas celebradas el pasado domingo
tienen múltiples interpretaciones, y la
mía, podría ser positiva, pero no lo es.
De hecho, en mi ciudad, Segorbe doblamos al PSOE en
votos. En mi comarca, el Alto Palancia, vencimos en 24 de los 27 municipios.
En Castellón, tras soportar 1.281
manifestaciones, fuimos los más votados en 106 de los 135 ayuntamientos,
pasando a liderar los resultados del PP en la Comunidad Valenciana, donde, al
igual que en España y en la Unión Europea también ganó por la mínima la
formación en la que milito.
Mi preocupación por el resultado no viene por la
caída del voto popular, sino por el auge del voto populista. Que el Partido
Popular gane en 32 provincias y en 12 de
las 17 comunidades autónomas, no compensa la radicalización del voto de la
izquierda.
Había ganas en el electorado de centro-derecha de
cobrar la factura electoral de Bárcenas, Blasco, subida impositiva, ajustes,
etc… Hay errores que hemos pagado, y también decisiones y recortes,
indispensables y acertados, pero que tienen coste electoral. Por ello una buena
parte del votante popular no acudió a las urnas.
Sin embargo el resultado en la izquierda, que sí
acudió en mayor medida a las urnas, agrega un preocupante componente marxista,
ya ensayado y fracasado.
Que los programas de los partidos de izquierda que
crecen electoralmente, contengan expropiaciones masivas, llenar de funcionarios
las entidades financieras, dejar de pagar las deudas bancarias o tener un
salario de por vida sin necesidad de trabajar, indica que las recetas
fracasadas en Cuba triunfan entre una parte de la juventud española.
Por eso ha abandonado Rubalcaba, es imposible
igualar tan generosa oferta electoral, que propone, además, rebajar la jornada
laboral a 35 horas, jubilación a los 60, y tener derecho a vivienda, luz, agua
y calefacción, gratis.
“Unidos contra el austericidio” le escuché decir el
lunes postelectoral a un líder de EU sobre una posible convergencia con
Podemos.
El austericidio es que España sigue gastando 67.000
millones más de lo que ingresa, y que los bancos, a los que se quiere dejar de
pagar, son quienes nos ayudan cada mes a financiar los nueve millones de
pensiones para los que nuestros ingresos no alcanzan.
Por eso se marcha Rubalcaba. Generándose hoy empleo,
producto de las reformas populares, el PSOE solo puede crecer hacia la
izquierda, y con la nueva mentalidad instalada en su electorado, competir con
IU, Podemos, ERC o Compromis, les va a resultar imposible.
Miguel
Barrachina Ros
Portavoz
Partido Popular de Castellón
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