domingo, 26 de agosto de 2012

DISCURSO MANTENEDOR DE LAS FIESTAS 2012, FRANCISCO JAVIER CATALAN VENA. PRESIDENTE LEVANTE-UD


Excelentísimo Sr. Alcalde de Segorbe
Reina de las Fiestas y Corte de Honor
Fallera Mayor de Valencia
Reina de las Fiestas de Castellón
Bellea del Foc de Alicante
Corporación Municipal
Autoridades
Segorbinas, segorbinos
Señoras y señores

Dicen que la gratitud permanece solamente una noche en el corazón de los hombres. Yo sé que esto no es así porque desde que el señor alcalde me comunico la decisión tomada de que yo fuera el mantenedor de este acto, además de otros sentimientos, permanece en mí la gratitud.

Gracias le manifesté entonces por el honor que me hacía, y gracias repito ahora a toda esta ciudad, tan ya muy querida para mí.

La honra no es llegar a tenerla sino llegar a merecerla, en esta noche, yo, señoras y señores por vuestra generosidad, la recibo porque me habéis concedido el honor de ser el mantenedor de la exaltación de vuestra reina y su distinguida corte de honor.
Estos sentimientos de gratitud y de satisfacción, van a tejer el tamiz que seleccione cada una de mis palabras en esta noche mágica creada para rendiros el homenaje de vuestra ciudad que os mira y os admira.

Quien me iba a decir que en este día tan señalado, yo, un peregrino de la Cueva Santa, un cofrade de la Santísima Trinidad y un seguidor de la entrada de toros, podía estar en esta noche ante todos vosotros teniendo la responsabilidad de ser la voz de Segorbe, la voz que traslade a nuestra Reina vuestro cariño, vuestra consideración y vuestro deseo de que la felicidad reine en su corazón.

Soy un valenciano nacido en Madrid con raíces en las tres provincias de nuestra querida Comunidad. En Denia pase mi infancia y mi adolescencia, allí me crié y allí disfruto cada año de su belleza, del cariño de su gente, de sus fiestas y tradiciones. En Valencia, Cap i Casal, vivimos, esta mi trabajo, se desarrolla mi vida y trato cada día de vivir con mayor intensidad todo aquello que con el esfuerzo de todos la hacen más grande, la hacen más digna en su condición.

Y ahora, estoy en la otra provincia, estoy en Segorbe. A Segorbe, me trajo el amor, el amor de un joven. Un joven que se rindió antes los encantos de una niña de sangre muy segorbina. Segorbe, tu Segorbe Mónica, fue uno de esos regalos que también me hizo Chus, mi mujer.

En Segorbe, nació esa familia que muy pronto me inculcó el cariño a esta tierra, a sus profundas convicciones y al encanto de sus gentes.

Porque Mónica, el sentimiento de ese joven era tal que quería amar todo aquello que ella amaba, quería disfrutar de todo aquello que a ella le hacía feliz, quería honrar todo aquello que esta tierra, su cultura y sus tradiciones habían enriquecido su infancia y su juventud. Todo aquello, era Segorbe.

Fue muy fácil para mí, gracias a ellos, sentir ese respeto, esa admiración y ese cariño hacia tu ciudad.

Así, llegue un día a Segorbe, a la capital del Valle del Palancia, asentada en un paisaje pintoresco entre las suaves colinas del castillo y de San Blas, donde me sorprendió un casco urbano en el que se conservaban los signos de su historia milenaria con las muestras claras de las distintas culturas.

La civilización romana, en las Torres del Verdugo, de la Cárcel o el Arco de la Verónica. De aquel paseo quedo grabada la imagen de la Catedral, que tantas veces he visitado como fiel y como cofrade. La histórica Sede Episcopal, la Seo Segorbina, gótica y neoclásica, fue para mí, admiración, y que he visto sentir en tantos visitantes que la contemplan.

El paseo por el Barrio de Santa Ana, por la plaza del Ángel, la Iglesia de Santa Ana y San Joaquín, la de San Pedro Apóstol, la Plaza del Agua Limpia, y al atardecer el refrescante estar por esta glorieta donde tantos segorbinos y segorbinas han paseado sus ilusiones y su futuros.

Y desde entonces, año tras año, cuando termina el mes de agosto, acudimos a la llamada que hoy nos reúne. Segorbe, abre su corazón a sus devociones y a su descanso festivo con la celebración de sus fiestas patronales a la Virgen, bajo la tripla advocación del Loreto, la Esperanza y la Cueva Santa.

La devoción religiosa, tan arraigada en el pueblo Segorbino, invita posteriormente a disfrutar de las increíbles entradas de toros, que conducidos magistralmente por caballos montados por expertos jinetes provocan la admiración del mundo entero. Cuando la Calle Colón, inundada de gente, abre el surco para que la manada pase dirigida por ellos, la imagen de Segorbe, da la vuelta al mundo, y los segorbinos acunan orgullosos su satisfacción por esta fiesta única.

Mónica, tu fiesta, la fiesta que desde esta noche, tu reinas.

Ya eres la reina de tus fiestas patronales de Segorbe, colmando aquella ilusión de niña y de joven en la corte de honor. Has crecido siempre en ella, y en las actividades de esta ciudad, y por eso, en esta noche de felicidad, no podría simbolizarse en una imagen más bella que la que tu representas.

¡Bienvenida seas, Reina de las Fiestas!
¡Bienvenida seáis, damas y corte de honor!
Segorbe está de fiesta y os saluda, saluda vuestra hermosa juventud, vuestra natural alegría, y os saluda gozoso porque habéis sido elegidas entre las flores mas lindas de esta ciudad.

Sois, el sol que nace y da fuerza al vivir incontenible de la fiesta. Sois, como una especie de delirio que la hará crecer como la raíz hace crecer al árbol. Sois, la cara, alegre de la fiesta, y las que debéis inspirar su alegre caminar.

Sois, el perfume de esta ciudad que deleita e invita a vivir la fiesta en toda su intensidad tanto a los segorbinos como a los muchos visitantes que nos acompañan.
Querida Mónica, amparándome en tu gentileza, quiero tener un recuerdo para la que hasta hoy ha sido la reina.

Tú que pusiste dentro de la fiesta la alegría
que hiciste de tu reinado precioso ejemplo,
dando a todos los vecinos de este pueblo
el atractivo cálido de tu simpatía.

Quisiera en esta hora amarga y dulce
conseguir la belleza de las palabras
exaltando como merece el bello ambiente
que has creado y hasta hoy, te envuelve y te respalda.

Hoy llega para ti, el día del adiós
siguiendo ese ritual ineludible
que hace posible que la fiesta se renueve cada vez.
Hoy, en medio de fiesta y regocijo
esta ciudad de corazón quiere decirte
que el adiós es solo un formulismo
porque tú, Rebeca, estas ya en historia de Segorbe.

Mónica, es un día, el de hoy, de tu juventud radiante, en el que se levanta el pórtico de un camino, el de este año, en el que podrás entregar a todos los segorbinos la alegría abierta de tu carácter.

La noche calma su oscuridad pan que la luz dibuje tu bello semblante.
Los árboles centenarios quieren girar sus ramas, para poner pálido frondoso a tu belleza.
Bajo tus ojos, quiere ampararse ml palabra para que en ellos presa, se haga más Jimpla y más clara.

Mónica, me gustaría decirte tantas cosas como tu reinado merece y significa, llevarte el sentir de todos los que aquí estamos con la ternura y belleza que tu mereces, y cantar al cielo la ilusión que a tus ojos se asoma por el momento que estás viviendo.
Reina, la juventud de aquel chaval, esa ilusión y esas ansias de querer, son las que hoy debes de sentir. Tu juventud, tu felicidad y tu esperanza son las que te tienen que guiar en este reinado para que tu Segorbe, y si me permites, mi Segorbe, vibre en estas fechas como merece, que sea ese lugar de referencia para todos.

Y así, cuando llegues ante la imagen de la Cueva Santa en esa ofrenda llena de fervor y devoción, Segorbe pensara en ti, y tu, acuérdate de esta tierra, de sus gentes, de sus problemas y de estas tradiciones que tanto la enriquecen.     
  
Luce tu semblante, tu belleza, tu sencillez, tu categoría y tu bondad, repartiendo por tu alrededor amor y generosidad.

La felicidad que en estos momentos llena tu alma toca entregarla con una sonrisa, con un gesto, y con una mirada atenta y solidaria a quien de ti la espera. Piensa que en ti se cruzan todas las miradas dadivosas, abiertas y sinceras de esta ciudad, que ve en ti simbolizados todos los valores que caracterizan sus fiestas, esperando que el espejo de tus ojos, les devuelva la mirada con la belleza que tus ojos guardan.

Querida reina este es uno de esos momentos en que la vida te premia, uno de esos momentos que la vida te regala, de esos momentos que has soñado como utópicos, que quieres envolverlo para conservarlo en el lugar más preciado del recuerdo.

Alguien dijo que los recuerdos hacen más bella la vida, yo te deseo que tu vida sea muy bella. Quisiera que le recuerdo de esta noche, quede en ti como preciada joya para que a lo largo del tiempo, te reconfortes en él y sueñes en aquel día que tu corazón latía muy deprisa, todos te aclamaban y tu, levantando la mirada al cielo, veías que entre tú y el, solo estaba el aroma del perfume del amor, del querer y de la admiración de los que aquí estamos.

Este mantenedor desearía que un día, al pasear por este jardín, acariciando a tus hijos, contándoles que aquí, fuiste proclamada reina de las fiestas, en el silencio de la añoranza, llegara a tu corazón, el eco del tiempo que con voz cálida te dijera algo así:
Te recuerdo, alegre y vergonzosa, humilde y satisfecha cuando al trono insigne, te vi llegar.

Recuerdo como corría, tu nombre, de boca en boca, y las apretadas filas con alegres murmullos.

Las gentes cantaban el gozo que te sofocaba.
Se escuchan todavía los vítores de la popular fiesta que explotaba cuando te sentaste en la silla de oro.

Y en medio de todos, gozosos, te vi triunfar modesta.    
Aun te recuerdo... Reina de la Fiesta, Mónica Porcar Muñoz
Soy Segorbe
Llévame siempre en el corazón.












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