La elección en estas elecciones es más sencilla de
lo que parece, se confrontan básicamente dos modelos, uno crea empleo y riqueza
y el otro la destruye. Además, ciertamente, hay también nuevas opciones, en
torno a liderazgos unipersonales, que tienen tan rápido crecimiento como
fulgurante caída.
La misma izquierda que abandonó el gobierno de
España, medio año antes de que acabase su mandato, por incapacidad para
gestionar la quiebra del país que sus desmedidos gastos y otros errores ocasionaron,
tiene ahora urgencia por regresar para gastar lo que la mayoría de
ayuntamientos han ahorrado y disfrutar de un país con el mayor crecimiento de
Europa.
Si la izquierda socialista, apoyada
parlamentariamente por IU y ERC, sabía tanto de economía ¿por qué abandonó a la
deriva el barco en el que íbamos todos los españoles? Pues porque siempre que
la izquierda gobierna nuestro país lo arruina.
En los dos últimos años hemos creado 855.000
empleos, nuevos cotizantes que aseguran el cobro de nuestras futuras pensiones,
esta cifra recuerda mucho a la primera promesa de 800.000 empleos de Felipe
González en 1982. El resultado fue justo el contrario, el paro aumentó en
1.300.000 personas.
Los 3.500.000 parados que recibió el Partido Popular
en 1996 quedaron reducidos a 2.200.000, tras haber creado 5.200.000 empleos
nuevos con la mayor activación laboral de mujeres y jóvenes de la historia.
La segunda experiencia socialista en el gobierno fue
aún peor, y Rodríguez Zapatero, beneficiario directo del asedio a las sedes
populares en la jornada de reflexión del 13 de marzo de 2004, recibió España
con 2.227.000 personas en paro y la entregó a Rajoy con 4.910.200 desempleados.
Hoy España crea empleo al mayor ritmo de la UE, en
el ultimo año tres de cada cuatro
personas que han abandonado el desempleo en la zona euro lo han hecho en
España. Hemos creado más de medio millón de nuevos empleos en doce meses y la
previsión para este ejercicio es de 600.000 más.
Por tanto, el resultado de las políticas es obvio.
La mayor libertad crea empleo. La flexibilidad laboral, la rebaja de tipos de
interés e impuestos y la supresión de trabas burocráticas y fronteras
interiores propicia el emprendimiento y es fuente de riqueza.
Por contra, el desprecio del marxismo por la
libertad individual y de empresa les lleva a transformar naciones ricas en
míseras. Esta semana conocí en Castellón a un señor cubano que cobra su pensión
de ocho euros mensuales tras 35 años de trabajo en la isla socialista.
No es lo que la izquierda pretende, obviamente, su
objetivo es hacer feliz a la gente como el de todo buen político, pero es lo
que consiguen. Por eso no puede sorprender que hoy la Comunidad Valenciana
disfrute de 22.000 sanitarios y 15.000 docentes más en nuestro sistema público
que la última vez que nos gobernaron los de las banderas rojas.
Miguel
Barrachina Ros
Secretario
Provincial Partido Popular de Castellón
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