El 28 de agosto de 2005, en pleno mandato del
Gobierno socialista, se produjo la muerte de un subsahariano en zona marroquí,
de la que se quiso acusar a la Guardia Civil, a uno de cuyos agentes se
pretendía imputar haber lanzado tres pelotas de caucho, a corta de distancia,
contra el cuerpo del fallecido. La investigación posterior, que no suscitó
peticiones de comisiones de parlamentarias por parte del PP, se cerró al
demostrarse la falsedad de las acusaciones.
Los hechos, según los informes a los que ha tenido
acceso LA RAZÓN, se inician sobre las 22:20 del citado día, cuando un grupo de
300 subsaharianos pretenden entrar de forma masiva en Melilla, «vulnerando el
sistema integral del perímetro». Los datos que siguen no tienen desperdicio
después de lo ocurrido en los últimos días: «Las Fuerzas del Cuerpo tuvieron
que emplear material antidisturbios (pelotas de goma y defensas), llegando al
contacto físico en algunas ocasiones, debido a la actitud de resistencia y
desobediencia de los inmigrantes». La actuación se realizó de forma
«proporcional a las circunstancias del caso, conforme a los principios de
congruencia, oportunidad y proporcionalidad». Al final, unos 180 inmigrantes
lograron entrar en Melilla.
Al día siguiente, sobre las siete de la tarde, la Guardia
Civil observó que unos 50 subsaharianos portaban el cuerpo de un fallecido
envuelto en una manta, que entregaron a las Fuerzas Auxiliares Marroquíes
(Mehaznía). Un individuo que aseguró ser acompañante del fallecido declaró que
las lesiones que habían provocado su muerte se las había causado un guardia
civil que había disparado consecutivamente y a corta distancia tres pelotas
goma sobre su cuerpo. Era un relato que no se sostenía porque el lanzamiento de
este tipo de elementos antidisturbios no se realiza con armas automáticas, sino
que cada disparo exige cargar, introducir el proyectil de proyección y la
pelota. Además, la persona, lejos de huir, habría tenido que permanecer inmóvil
a la espera de recibir nuevos impactos. Además, tres disparos a tan corta
distancia y consecutivos hubieran producido heridas y hematomas, que no se
observaron en el cadáver.
La investigación de la Guardia Civil, en
colaboración con Marruecos, fue exhaustiva, se comprobaron las grabaciones de
las cámaras de la zona donde supuestamente se había producido el incidente y no
se halló ninguna evidencia de que hubiera ocurrido como relataba el supuesto
testigo, cuya finalidad era, al parecer, la de trasladar judicialmente el
incidente a Melilla y entrar legalmente en España a raíz de este incidente.
Las conclusiones, nunca cuestionadas por la
oposición del Partido Popular, fueron que «de manera alguna la Guardia Civil
había tenido que ver con la muerte» de aquella persona.
Se volvía a recordar que era cierto que se habían lanzado
pelotas de goma contra los inmigrantes, pero de acuerdo con las normas
establecidos y los principios de congruencia, oportunidad y proporcionalidad.
Rafa ¿Qué el PSOE lo avale significa que es ético?
ResponderEliminarLo que no es ético, es criticar en la oposción, lo que se defendía cuando se estaba en el gobierno y en ello los socialistas son verdaderos maestros.
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