La asociación castellonense Gregal de estudios
históricos ha concedido sus premios anuales, en los que se conmemora que el día
9 de marzo de 1808 un centenar de castellonenses, principalmente de Vila-Real,
Almazora y la ciudad de Castellón, se dejaban la vida frente al ejército
invasor francés defendiendo la independencia de España.
En la edición de este año, entre otros premios, hubo
dos dirigidos a distinguir a sendas fiestas tradicionales; a las Gaitas, como centro de las celebraciones magdaleneras en las que se
conmemora la fundación de la ciudad de Castellón; y también a la entrada de
Toros y Caballos de Segorbe.
Casi por las mismas fechas en las que se creaba
Castellón de la Plana, en Segorbe, al menos desde el siglo XIV, viene
celebrándose este singular encierro hoy, pero que antaño era algo común.
Acompañar a los toros hasta la plaza con caballos
era algo habitual cuando no existían vehículos a motor, Joaquín Sorolla lo refleja magníficamente en
su cuadro Andalucía.
Incluso en la ciudad de Valencia, desde el cauce del
río Turia, entonces con agua, hasta la plaza de toros, transitaban toros
escoltados por caballos por la que hoy es la comercial calle de Colón.
Con el transporte rodado se ha ido perdiendo esta
costumbre en todas partes excepto en Segorbe, donde orgullosamente se ha
mantenido, y hoy ese respeto por las tradiciones de nuestros padres ha tenido
este galardón y otros muchos, como ser la primera fiesta de la provincia
declarada de Interés Turístico Internacional o disfrutar de publicidad y de la
rica afluencia de miles de personas.
Esta celebración única, no solo por ser un encierro
acompañado de caballos sino por no tener barreras, ha sabido ha vivido todo
tipo de vicisitudes; en 1592 el propio Obispo de Segorbe recordaba a sus clérigos
que si asistían a los festejos taurinos serían excomulgados, y alguno de
nuestros párrocos se aprestan valientemente a cortar la cuerda del toro embolado.
Especialmente oportuno resulta este premio Gregal a
la ancestral tradición taurina segorbina cuando en algunas tierras de España se
prohíben las corridas.
Al final estas son tradiciones con premio, la justa
retribución, en forma de público y diversión, a la lealtad con nuestros
antepasados que supone ser respetuoso con el legado inmaterial del que hoy
disfrutamos.
Miguel
Barrachina Ros
Vicepresidente
Diputación de Castellón
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