Ayer los españoles demostraron su confianza en la democracia y en otra forma de gestionar el país, el 72% de ellos acudió a votar.
Y sobretodo mostraron su confianza en que hay otra España posible, que el actual gobierno fuese derrotado en 17 de las 17 comunidades autónomas y en 48 de las 50 provincias denota un mayúsculo deseo de cambio.
Especialmente intenso es ese deseo de giro radical cuando Mariano Rajoy ha conseguido la mayoría en 15 de las 17 comunidades autónomas y en 43 provincias, el socialismo ha vencido en menos provincias que CIU, estos en tres y aquellos en dos. Apabullante resultado.
Cuando Rodríguez Zapatero llegó al gobierno, en un alarde de sinceridad, reconoció que era el presidente de España que mejor herencia recibía, ahora él, Rubalcaba, Chacón, Leire Pajín, José Blanco y tantos otros corresponsables políticos, entregan el peor legado imaginable.
Recibieron la caja llena, y ya ni está llena ni tampoco hay caja. La caja junto con el resto de mobiliario de nuestra hipotecada vivienda nacional se la ha llevado el banco por impago.
El Ministerio de Economía reconoce que nuestro crecimiento es cero y con tendencia a empeorar.
Desde Fernando VII no vivíamos tan aciago momento, no sufríamos una situación en la que nuestro tesoro no fuese capaz de hacer frente a las deudas que hemos generado.
Entonces, como hoy, un gran pueblo padeció unos pésimos gobernantes, en aquella época, hace casi dos siglos, el propio Napoleón se deshizo en elogios sobre el pueblo español que “actuó como un hombre de honor” derrotando a su ejército, mientras nuestros monarcas abdicaban en Bayona.
Hoy también nuestros gestores socialistas abdicaron de su responsabilidad de gobierno y entregan una Nación en la Unidad de Cuidado Intensivos, con las constantes vitales por los suelos y el desempleo creciendo, a punto de hacer metástasis.
Entonces, como hoy, un país de ciudadanos admirables saldrá adelante a pesar de los desastrosos gestores que nos han liderado.
No tenemos porqué ser lo últimos en empleo y en crecimiento cuando somos los primeros en tantas cosas, allá donde el gobierno no metió su mano –futbol, baloncesto, tenis, motociclismo o formula uno- los nuestros se cuentan entre los mejores. No es posible que el país de Cervantes, Quevedo, Goya, Velázquez, Gaudí o Soroya, sea el de mayor fracaso escolar de Europa. Esto tiene arreglo.
Los malos gobernantes nos vienen de lejos; “¡Oh Dios, qué buen vasallo si tuviese buen Señor! " se lamentaban los burgaleses al paso del Cid injustamente desterrado 1.079 por otro mal rey como Alfonso VI. Entonces, como hoy, saldremos adelante, sobretodo ahora que el sentido común, la sensatez, y la eficacia de Mariano Rajoy ya lideran España.
Miguel Barrachina Ros. Vicepresidente de la Diputación de Castellón
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