lunes, 14 de noviembre de 2011

Mariano Rajoy

He tenido la suerte de conocer a Mariano Rajoy y tengo el más absoluto convencimiento de que será un gran presidente si los españoles le dan la oportunidad el próximo domingo.
Haber estado en el Congreso estas dos legislaturas es un gran honor, pero compartir espacio con aquellos que pronto tendrán la encomienda de arreglar España es, además de un honor, una auténtica fortuna.
A principios de año, allá por el mes de febrero, tras la pregunta a Rodríguez Zapatero de Mariano Rajoy en la sesión de control de los miércoles subí tras este a su despacho en Congreso.
Estuve con Rajoy a solas casi una hora, fue un regalo por su parte, y aunque el motivo de la entrevista era plantearle mi deseo de no continuar en Madrid para ayudar a Javier Moliner en la nueva Diputación, me sirvió para salir plenamente convencido de que España iba a ser una Nación afortunada con su liderazgo.
Me pareció; inteligente, inteligente, inteligente, muy largo, que dirían en Segorbe. Una buena persona, de esos pocos que hablan bien de todos, a quién el futuro le depara la mayor de las responsabilidades, evitar el inminente colapso económico de la Nación.
Afortunadamente esta bonhomía, habló tanto de la familia como de política, se complementa con un carácter imperturbable que le permitirá hacer lo que los españoles necesitan y no lo que los grupos de interés, territorial o  le piden. Actuará pensando en el largo plazo, y no en el interés político inmediato, como aquellos que aun  nos gobiernan a golpe de improvisación y posterior rectificación.
Mariano es un hombre con principios, integro, a quién su vocación pública le causa, y le causará, todos los trastornos que su plaza de registrador de la propiedad le habrían podido evitar.
Tiene finalmente una dilatada experiencia política, municipal, provincial, autonómica y nacional, como  vicepresidente del gobierno de España, que lo habilita para hacer frente a los más difíciles retos.
Le deseo mucha suerte, que será la misma que tendremos todos cuando su sentido común se asiente en Moncloa.

Miguel Barrachina Ros. Vicepresidente de la Diputación de Castellón 

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